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lunes, 15 de noviembre de 2010

A PUNTO DE VOLAR.- Manuel Martinez Acuña

A PUNTO DE VOLAR

 Ya por poco emplumaban sus acordes.
Ojos negros, redondos y vivaces.
Azulejo esmeralda,
crudo de alas; efímero destello
que se amengua o mitiga
              como espuma en la arena de una playa;             
o, lana que no acaba por blanquearse.

Del arte de volar sabía tan poco,
que faltar pudo al bien que debió al nido;
  apresurándose a probar del aire
sus tendidos andamios.

Pero un palmario axioma, irrecusable,
desde su hado, o a merced de un sino,
cierra la reja de su vieja rama,
 sus sueños, ilusiones, maitinadas,
a punto de volar.

Es la escena montada sobre el viento
donde el mundo y su oleaje
no son sino accesorios demorados;
actores, libretos, raudal de voces,
que abruman de ficción la realidad.

Es por eso que de todas estas cosas,
la menos habitual es la razón.

Manuel Martínez Acuña.

lunes, 8 de noviembre de 2010

ESPUMA Y SAL, GOLFO Y PENÍNSULA

ESPUMA Y SAL, GOLFO Y PENÍNSULA

Manuel Martínez Acuña

      Salimos temprano. Estaba amaneciendo en Maracaibo, y, a  esa hora, el tráfago y la rutina ya se hacían notar. El sol aparecía tan brillante como siempre, inundando casas, senderos, parques y avenidas, tras el vivo discurrir de la ciudad. La noche anterior había sido tan extremadamente calurosa que, la sola perspectiva de acercarse a la costa, ya era refrescante. Amás de que un viaje a la playa no requería más que provisiones y previsiones.

sábado, 6 de noviembre de 2010

MI PERRO, EL VIEJO GEORGE. - Manuel Martínez Acuña

MI PERRO, EL VIEJO GEORGE

Como se llega al barro y cae el polvo,
imagínate al hombre;
audaz, sonoro, esculpido en el bronce;
pero tú no has llegado fiel amigo
a su irritante lógica.

Una cierta realidad inevitable,
donde un ciprés medita y hace sombra,
aguarda por igual, nivela, herrumbra,
todo el alarde de su aristocracia.

Si acabara tan solo tu silencio
(ordenado a tu gusto),
de cuántas cosas mudas no hablarías,
como el libro que dejó de abrirse.  
Como la golondrina, si se diera
la memoria del trino, la palabra.
Mas, no quieras cambiar tu fe y tu duda.
 
Por muy corta que sea tu visión
del mundo; del porqué de tu vida,
no te sientas por eso tan distante
del diminuto grano,
que sin un halo imaginario lógico
funda una gran pajarera
y dá su halcón al viento;
pues hay otro anterior en toda parte.

¿Habrá una sinrazón que cierre el paso
o desande el camino;  
que prive a la ilusión de sus colores,
de un paisaje, o el despuntar de un alba?

Más allá de la bestia  arde en ti george,
una infinita y tenue cosa extraña,
de una sabia ignorancia,
que prende un haz de luz en tu mirada.

Cuánta duda , imágenes, preguntas
no caben en tus ojos;
que no hablen al hombre de lo insospechado.

Cuando cambias de un lado para otro,
qué confiado te sientes fiel amigo
ante el fuerte arreciar de tu vejez;
como el que lleva por dentro una acuarela
del Dante, y no lo sabe.

Crines de verdes y de azules potros
que ayer hicieron encender tus ansias,
ya a estas horas se abaten;
y, las pobladas de cisnes de la fuente
que al fuego cautivante se acercaban,
a otro estanque volaron.

Por qué se viste el hombre de palabras,
de recetas y dogmas y liturgia;
si por muchos ayeres que interpole
siempre será el mismo de mañana.

Manuel Martínez Acuña




NOTA:
            Mi perro, el viejo George, fue siempre un perro diferente. Comenzando por haber carecido de cola natural, y de sonreír a cambio de su carencia; y de mostrar un cierto poder de reflexión y meditación. Parecía entender todo lo que la familia le proponía hacer, y terminó por llegar a ser parte de ella.
            A eso se deben estos versos, que de alguna manera u otra mezclan la realidad con las apariencias, con su hoy y con su ayer.
M.M.A.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Comentario a Canto a la golondrina. - ALONSO ROMERO

Querido Tío Manuel:
He leído varias veces tu CANTO A LA GOLONDRINA; me ha gustado mucho; y me contenta que sigas empeñado en aumentar tu repertorio. Lo reenviaré a mis hijos y amigos.
Alonso