ROMANCE DE LOS VAPORCITOS
CRÓNICA
EN DÉCIMA
Julio
César Franco O.
A
Manuel Martínez Acuña.
Las antañas generaciones
de los ancestros puerteros,
hablaban con gran esmero
de lejanas embarcaciones
dignas de evocaciones,
como las viejas piraguas
que surcaban nuestro lago
desde ribera a ribera,
entre la villa procera
y Maracaibo con gran halago
La Carlota y La Carolina
eran piraguas preciosas,
que navegaban airosas
sobre aguas cristalinas,
Hoy la memoria ilumina.
a las
Nemesia y Rosita
la Otilia también bonita,
las Neptuno y Dificultad
piraguas de gran majestad
donde el recuerdo se agita
Siguiendo las olas el viento
los vaporcitos llegaron,
en nuestras playas anclaron
y la villa fue su aposento,
pusieron así su acento
El Elvia y El Nuevo Niño,
El Lupita con gran cariño,
El Tolima y sus leyendas
siguiendo la hermosa senda
forjando sueños de armiño.
En la quieta madrugada
de la villa altagraciana
acaricia la ola aldeana
del muelle la entablada,
ya son las cinco pasadas
se preparan los vaporcitos
los grandes y los chiquitos
con rapidez y premura,
con antañona hermosura
para iniciar la jornada.
Arriban los pasajeros…
¿cuál sale mi paisano..?
pregunta así un gracitano
caminando muy ligero,
¡El Carmelo, compañero!
le responde diligente
el marino complaciente
que prepara las amarras,
y el pasajero de marras
se anota con el listero.
Llegando sigue la gente
abordando el vaporcito,
que despega ligerito
sobre el agua en el naciente,
que es cristal permanente
de nuestro lago zuliano,
zarpa y se aleja ufano
en su noble trayectoria,
dejando a su paso historia,
navegando hacia su arcano.
Sigue presta la mañana,
en su turno van las naves,
al Texas en marcha suave
le siguen luego El Nirvana
y El 19 de estirpe aldeana.
Valle Verde y Libertador
ya zarpan bajo el rumor
de la ola cadenciosa,
el Teresita parece rosa
luciendo por su esplendor.
Se ve gallardo El Berlín
y lo saluda El Miniela
que navega como gacela
rompiendo el claro verdín,
se
escucha como clarín
el zarpe del Marielena,
mientras atraca El Sirena
que cruzó con El Continente,
y el Pablo Antonio presente
nos completa aquella escena.
El Juanita y San Rafael
están
junto a El Altagracia
un vaporcito con gracia
surto en el muelle aquel,
Maracaibito bajo el dosel
de su cielo esplendoroso
muestra un color precioso
que a El Álida le complace
arriba El Susana y nos place
su navegar armonioso.
Ruperto, Roque Olivares,
Capitán Furia Delgado
marinos muy avezados
que navegaron estos lares,
igual Roberto Olivares
Pajarito y Abdón Padrón,
muchos más de corazón
como Obdulio Valderrama
en una labor hermana
de trabajo y gran unión.
Nombrar a todos quisiera
pues con trabajo y tesón,
se entregaron con pasión.
a aquella labor cimera,
dejando en cada ribera
entre las olas y el viento
las velas del pensamiento
de sus barcos inmortales,
como notas musicales
que suben al firmamento.
Vaporcitos tan añorados
que en el pasado quedaron,
en su diaria labor lucharon
con
corazón esforzado,
Son sentimientos sagrados
de un
pueblo y toda su gente,
por eso están en la mente
rompiendo siempre el marullo
presentes cual un murmullo
bajo el sol del cenit candente..
Para siempre se alejaron
en el tiempo con su bruma,
levantando cual blanca espuma
todo el bien que nos prestaron,
en el recuerdo quedaron
prendidos en la memoria
legando su hermosa historia,
y
lejanos en la distancia
aún sentimos la fragancia
del oleaje de su
gloria.