VIVENCIAS, CONVIVENCIAS
Y, PROPUESTAS, SOBRE CONDOMINIO
He aquí unos días propicios -como
son los del mes de diciembre, con sus retablos navideños y venturas de Año
Nuevo-, para escapar de ese cansado hábito de ver el mundo del condominio tan
sólo por un agujero. Es decir, sin darnos cuenta de cuánto tardamos
propietarios e inquilinos, en mejorar y compartir la situación de metas, dentro
de las cuales se impone la previsión de cultivar, sin apremios excluyentes, el
arte de estar en correspondencia y armonía con la vecindad. De asumir la
necesidad de recurrir a la grata iniciativa del saludo, de las expresiones
corteses, palabras o gestos amables, en pasillos y estacionamientos. Sobre todo
en la interinidad de los ascensores; donde mirarse a los ojos o dispensarse
mutuamente una eventual sonrisa, es suficiente como para refrescar la imagen
social de todo el conjunto residencial.
Nunca es temprano para decir
que, la labor de las Juntas de Condominio se ha reducido en la práctica, a tan
sólo dos áreas, como son las del cobro de los morosos, y, la parte destinada a
la mira de los problemas relacionados con el funcionamiento de los ascensores,
las filtraciones, limpieza, recolección de basura, o, la “inseguridad”; cuando
su misión más importante y laudable es, fomentar la convivencia colectiva, y,
lograr además que los vecinos lleguen a sentarse en una mesa, no sólo con el
fin de discutir problemas puntuales, sino también para acercarse entre sí, y,
conocerse mejor; creando con ello el espacio necesario donde poder salvar,
cuanto de trato amigable hayamos perdido en función de la fraternidad vecinal.
Y, es bien importante también
tener en cuenta que, los integrantes de una Junta de Condominio, no tienen por
qué detener sus ganas de trabajar, por causa de ese tipo de personas que nunca
faltan, como el que se ha bautizado con el remoquete de "Pepe Gruñón";
que es aquel vecino que vive quejándose de los problemas, criticando las
decisiones, o hablando mal de todo y de todos; sin llegar nunca -que se sepa-,
a aportar soluciones provechosas a la causa común, Y, que, para colmo de males,
es casi siempre el que se mantiene moroso en el pago del condominio.
Sin embargo, todo conduce a
buscar su integración. A hacerlo parte importante y responsable de los hechos,
que hacen el honor y los valores de una sociedad compartida en condominio.
Pues, siempre hay una filosofía que permite llegar a tener un lugar adecuado,
en circunstancias como ésta.
Por
todo esto, hagamos llegar los encantos y alegrías propios de la Navidad a
nuestro edificio, liberando las buenas razones y nobles sentimientos, de su
absurdo confinamiento.
Feliz Navidad y próspero Año
Nuevo de 2012. (Manuel
Martínez Acuña)