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viernes, 18 de diciembre de 2009

RETAZOS Y RETOZOS DE LA VIDA

A José Alcides e Imperio


RETAZOS Y RETOZOS DE LA VIDA


Un bosque de dragones y serpientes,

cargado de imposibles

hay quien dice, es la vida;

por no hacer oportuna una sonrisa,

el eco a que tiende el caracol

a resonar la música del mundo;

o no inspirar lo augusto

cuando algo nos falta.

Pues del surco al barbecho afanan cosas,

sonidos, aromas, colores, el mar,

que demoran la luz sobre el olvido

y el equilibrio justo, el alfarero

que modela en el barro su silencio;

y, aquel azul celeste dibujante

que imagina una aurora

en cada gota mansa de rocío;

perfume de la noche,

donde nada sobra ni deja de cambiar.

Así se abren jardines en la tierra seca,

cuando instamos confiados a que las aguas bajen

del almenar del monte.

Manuel Martínez Acuña

Maracaibo 10 de octubre de 2009.

TONOS DE LA TARDE

In memoriam
A mi entrañable amigo de siempre Alcides Moreno.

Por una de las hebras del tejido,
va afanosa la muerte, va la seda
que pespunta y traslada a la costura,
las formas, el estándar del sudario.

Cómo mirar entonces a los ojos;
esperar el abrazo, una sonrisa
de aquellos mis amigos que se fueron,
con tanta carga utópica del mundo,
tras una gran reserva de esperanza.

Cuando a veces, hundido en los recuerdos;
rodeado por la niebla de las dudas
y las contradicciones, me pregunto,
si lo que a decir de Benedetti,
es una nueva forma de estar solo.

De saber que la vida es una especie
de restos de madera de un naufragio.
De entender que la muerte es una alquimia
que transfigura el oro en barro, en nada.
Como cuando declinan los colores
postergando los tonos de la tarde.


Manuel Martínez Acuña.

El padre Faría y el Moján

ANÉCDOTAS ZULIANAS

Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco en Venezuela, se implementaron una serie de reformas dirigidas a impulsar un proceso de modernización en la vida nacional, siendo una de ellas la división político territorial registrada en la Constitución del 27 de abril de 1881.
Ahora bien; como consecuencia directa de ello, se suscitaron muchas discusiones y críticas sobre la viabilidad de la unificación territorial, por considerar que no fueron tomadas en cuenta las mínimas condiciones humanas, geográficas e históricas necesarias, como correspondía; tanto, que todo aquello condujo a poblaciones enteras como Sinamaica y San Rafael del Moján (que habían quedado separadas por la reforma en cuestión), a pelearse sus posiciones políticas y religiosas entre sí, bajo el influjo del nuevo statu quo.
Ocurrió entonces que, para los comienzos del siglo XX, las consecuencias derivadas de aquel dictamen ya repercutían por supuesto en actitudes personales como las seguidas por un sacerdote oriundo de Sinamaica, de apellido Faría, y posiblemente por uno de esos personajes insertados en la cultura popular del Moján como Faña, Cholo, Burro rusio, o algún educador insigne.
El caso es que, el de marras, termina por increpar en verso al sacerdote, con quien mantenía para entonces un sordo y continuo resentimiento, lo siguiente:

Dicen que el padre Faría
de cura pasó a torero,
porque tiene un matadero
mariano en la sacristía.

Cundió entonces la ira cristiana en el cura, y, más allá de su red de caminos espirituales, le replica maldiciente a su detractor, aludiendo a propósito su lugar de origen para hacer más general el desdoro:

Tierra aviesa y de Satán,
INRI o cruz de la pasión.
Por qué te llaman Moján
cuando eres un mojón.

Habiendo excedido en mucho el cura los límites tolerables de la licencia poética, Faña, Cholo, Burro rusio, o algún educador insigne, le espetó esto a boca ‘e jarro:

A vos que te gusta andar
metido en los bajos fondos,
no te metáis en lo hondo,
pues no te aviene nadar;
ni sirve al uso sagrado
la sotana que lleváis,
porque de hacer no cesáis
lo que un chivato verriondo.

Esto fue lo suficiente por el momento, pero se dice que hubo mucho más de esa discusión de opiniones entre los susodichos personajes de Sinamaica y El Moján.

Manuel Martínez Acuña.

domingo, 3 de mayo de 2009

Trasunto

Esta novela fue impresa en los talleres gráficos de la Imprenta internacional, C. A., en Maracaibo, en el mes de marzo de 2009; consta de 308 páginas, con ilustraciones, y está siendo distribuida por la librería “Europa” en el C.C. Costa verde y Lago Mall de Maracaibo. Y, a partir, de junio, puede encontrarse en la Fundación Zuliana para la Cultura, Caracas.

Su título “Baúles de Monasterio”, es un tratado normativo de retórica y poética inundado de elegante prosa, donde su autor ofrece al lector un estilo narrativo que, constituido por la lealtad de expresar lo que se debe y nada más, configura el placer estético de una virilidad creadora y contagiosa combinada con sonidos, colores, paisajes y palabras que –sin adverbios pomposos ni adjetivos sibilinos-, dejan una impresión de vigilante belleza y valores éticos, dentro del marco maravilloso y exuberante de la amazonía; por lo que el buen lector, consustanciado o no con el género, bien pudiera deleitarse desde su estructura lírica, por las contradicciones que una a otra se oponen entre lo tradicional y lo moderno, lo sabido y lo aceptado, lo místico y lo filosófico, lo lógico y lo real.

O bien; por lo poco, mucho o todo, refundido en lo espiritual, la mentira, lo esotérico, lo olvidado, la verdad y, lo cotidiano, de los últimos hombres libres de América meridional: los yanomamis.

sábado, 25 de abril de 2009

Remos Mojados

REMOS

MOJADOS


De una calma menuda

gira oscurecido

a poco andar, el aire de la tarde,

echando sobre sí, polvo de reyes,

de esas glorias ungüentos y tisanas

que guiñan el ojo de las fosas.

Por instantes, así vuelve el silencio,

atadas, misteriosas y sombrías, las palabras,

transportando la noche,

¡Donde todos los climas se sumergen!

No querías para mí este bochorno

que demanda el estío.

Pero una vocación de grey pagana

fija la renta del inmueble humano.

Hacías para ti de mí un monarca

en esas asambleas de los muertos.

Cuando aquí, afuera, es cierto,

la ciudad se quebranta de lisonjas,

come el pan de sus trojes,

destrenza sus cabellos,

y, en el puerto una estrella atraviesa

otro espacio,

sin mañana ni tarde,

dos fuerzas se miden y se pesan

sin tregua, sobre el hombre.

Vuelve a traer ahora, no más tarde,

lo que lloran los muertos.

Quédate así, posada tu mejilla.

Vengan los himnos de todas las aves,

de albas antiguas, de remos mojados.

¡Bogando el azul!