EL
SÍNDROME DE PATRIA
Manuel Martínez Acuña
Quien quiera enseñarnos una verdad, que nos sitúe de modo
que la
descubramos nosotros mismos. (Ortega y Gasset)
Así como lo inconexo aísla y desliga el orbe, y, desconecta
la individualidad, el concepto de patria
que pretendemos examinar en este breve ensayo puede establecer, entre otros
casos, ciertos lazos o precisiones culturales e históricas compartidas, que de
alguna manera tallan en la mínima porción del alma sentimientos, que equivalen
al apego, devoción y admiración por la
propia familia; y, aquellas otras pequeñas cosas que también son del mismo paño,
como las de un apretón de manos, las de un abrazo de amigo, o las de un buenos días gratificante al cruzar de
la esquina del pueblo que nos correspondió convivir. La patria puede ser, por lo tanto, el lugar de nacimiento, el pueblo
de los ancestros, o el país donde alguien se arraiga, en un cierto momento de
su vida.
Es demasiado ancho el
mundo y demasiado disperso, como para no tener una visión más completa, difusa
y plasmable de lo que ciertamente atañe a la acepción de patria. Es decir, desdoblar el concepto, sin necesidad de desatender
el mérito o a la razón que asiste a una buena parte de la población, que hace
responsable a este tipo de sentimientos, de las guerras, la xenofobia, el
racismo, los genocidios, el terrorismo; y, por supuesto, de la violencia
ideológica y política de que se tienen nociones y, entran en juego, entre los otros
y muchos males que padece la humanidad.
De allí que, es
importante señalar aquí, que, el uso de este sentimiento no debería tener evocaciones
despectivas; dado que sentir la patria
no es querer hacer cualquier cosa, sino sentir un fuerte lazo con sus rasgos
culturales y con su historia; pues nada se da de gracia ni se fija como obligatorio,
la impresión, el efecto o la sensación de patria.
La conclusión es obvia. La acepción más simbólica de patria, expresada bajo impresiones y
sentimientos propios del patriota, permite que utilicemos bien el término, para
dejar caer sobre toda suerte de cosas, lo verdaderamente fuerte, pleno y
profundo, de lo que se encuentra dentro de la familia de este concepto; después
de haber sido examinado muy sucintamente a través de sus circunstancias, y,
encontrado que, una franja de la población se encuentra en medio de dichas
visiones, indiferente a sus argumentos.
Pues bien; todo esto
en el diálogo “Teetetes” de Platón, pretendería decir puntos de vista.