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domingo, 29 de septiembre de 2013

COMENTARIOS SOBRE DARWIN Y EL GÉNESIS DEL DR. ARIEL ÁLVAREZ VALDÉS



            MIS COMENTARIOS SOBRE DARWIN Y EL GÉNESIS, DEL DR. ARIEL ÁLVAREZ VALDÉS.
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El Génesis no puede ser interpretado como lo quiere hacer ver el Pbro. Álvarez Valdés, a través de una bien urdida retórica o cambio de preguntas y respuestas (al igual que un diálogo platónico más), sin otra finalidad que la de querer hacer evidente la presencia de un dogma, de una esencia apenas sustentada por una parábola; por un imaginario, pintoresco e infantil relato, atribuido a un anónimo catequista hebreo, a quien los estudiosos comprometidos de la época llegaron a llamar yahvista, además de escritor sagrado.
Como se sabe, el Génesis no propone nada, ni rivaliza, ni asume errores: afirma simplemente que “Yahvé Dios amasó al hombre con polvo del suelo y sopló sobre sus narices aliento de vida.” Es la pintura testimonial y palpable fundida en la imagen de un alfarero; moldeada en el propósito sereno y excluyente de la creación directa de Dios, de la supervivencia del alma, y de su inmortalidad.
Mal podría entonces el filósofo Álvarez Valdés, tener la certidumbre de no ser víctima del engaño de una bella ilusión, ni de no haberla transmitido inocentemente a sus lectores, sin una segunda intención de socavar los principios de la teoría de la evolución.
Manuel Martínez Acuña

lunes, 23 de septiembre de 2013

HEBRAS DE LA MÚSICA ZULIANA



HEBRAS DE LA MÚSICA ZULIANA
Manuel Martínez Acuña
      Un viejo dicho hispánico dice, “sólo puede repasarse lo ya realizado, sabido, estudiado, o escrito”. Pero, ¿cómo identificar entonces esas cosas sin fisonomía propia que resultan de la expresión particular de los pueblos, o cuando los indicios se confunden con las evidencias? Es lo que precisamente pretendemos identificar aquí, ahora, a fin de poder enhebrar, a partir de la vocación del zuliano por la música, la naturaleza espontánea y popular de aquellas piezas, composiciones o arreglos de autores, que han sido menos echados de ver por el diario acontecer; pero que de alguna manera dieron y dan cuerpo a la esencia secreta de esa industria musical.   
    Desde uno cualquiera de los lugares donde la música zuliana ha llegado a ganar su valor genuino, se ha ocupado de engalanar elegantes salones y llenar otros espacios de recreación, con sus valses, que tienen la estructura musical del vals tradicional europeo, pero se diferencia en que tiene un ritmo más acelerado y temas más vivos.     
    Con su danza zuliana, que por su rapidez y soltura se parece mucho al merengue, e invita por lo tanto a ser bailada; habida cuenta de que baile y danza son sinónimos en el uso ordinario del lenguaje.     
    La contradanza, que aun cuando es un baile de origen inglés, tomó en el Zulia rasgos muy propios; de tal elegancia señorial, que aún permite vislumbrar lo que serían los salones virreinales, y la sociedad mantuana de aquel tiempo. De ahí que no haya forma ni modo de olvidar aquí el excepcional arreglo hecho por el maestro Ulises Acosta de la contradanza zuliana, “La Reina”, de Amable Torres, en Sol Bemol Menor; compuesta el 15/02/66.
    Dicho esto; y casi tocando los límites comunes de la tradición zuliana,  apuntemos que, también el canto con acompañamiento de música, y letras de poetas populares o cultos, recrean arquetipos y colocan entre la historia y la filosofía de las artes, figuras como Ricardo Cepeda, en “Maracaibo te añoro”, de Simón García; o como Etherberg Barrueta, en “Así es Maracaibo”, de José Chiquinquirá Rodríguez, para sólo nombrar a dos vocalistas.
    Y, en cuanto a lo reflejado a través de la creatividad poético-musical zuliana, hay muchos ejemplos; entre los cuales se cuenta el  del escritor, poeta y médico Guillermo Ferrer, autor de la letra de tres canciones arregladas por Luis Guillermo Sánchez; una de ellas, con el título de “Barquitos de papel”, si mal no recuerdo, cantadas por Tino Rodríguez. Y lo otro venido al caso del doctor Manuel Matos Romero, quien, además de ejercer la abogacía y la diplomacia, tocaba con soltura el saxofón, como lo comprueba un pesado disco de acetato que aún conservo de regalo, en donde interpreta una contradanza con el nombre (creo recordar), de “Dulce María”, o “Dulce Flor”.
    Y, yendo un poco más allá de esa esencia secreta a la que nos referimos antes -que ha sido una constante en el zuliano; mezcla del talento lírico y de esos virtuales duendecillos del canto y de la música que tanto travesean en las artes-, apuntemos por último entonces hacia algunos de nuestros cultores musicales casi dejados en el tintero, que a buena hora han llenado un espacio más, de tonos y semitonos entre las hebras de la música zuliana. Curiosamente miembros de una misma familia, y nacidos todos en Los Puertos de Altagracia. Veamos:
    Rubén Leal Gutiérrez, Virtuoso del contrabajo, clarinete y guitarra. Fue profesor de Teoría y Solfeo en la Academia de Música del Estado Zulia. Miembro de la Banda Municipal Urdaneta de Maracaibo. Perteneció a varias orquestas y grupos musicales, y, compuso la música de Valses, Danzas y Contradanzas, entre otras, escritas por su hija Dalila.
    Dalila Leal Petit, Escritora de varias canciones con la intervención de su padre Rubén, quien hubo de hacerles el arreglo musical. Sus géneros preferidos eran, el vals, el joropo, la danza y la contradanza. Entre sus obras encontramos: Afrodita, Caléndula, Trina, Alondra, Reforma Agraria, Coquivacoa, El Torito, Cuando canta el sapo.
    Roger Leal Gutiérrez, violinista. Profesor de instrumentos de cuerda. Director de la Academia de Música de Maracaibo en el año 1944 y violinista en la Orquesta de Rialto y Ayacucho, durante la época del cine mudo cuando las películas eran acompañadas con música orquestada. Concertista en orquestas caraqueñas. Amante de la música clásica y la nativa. Compositor de valses criollos, de los cuales recuerdo "Alma Lacustre".
    Efraín Leal Petit, Fue saxofonista. Tocó en la orquesta de Luis Alfonzo Larrain, que era una de las más populares del país; llegando a tocar con cantantes de la calidad de Elisa Soteldo, Manolo Monterrey y Celia Cruz.
    Dicho esto; o transponiendo un poco la esquina del tiempo, esperemos que este breve ensayo tenga al menos la suerte de hacer visible a los amigos de la música, sus reminiscencias sonoras. Los valores de que está compuesta; donde –como en un caracol-, perviven las voces y los acordes, expresión íntima del alma y su lenguaje.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

TRÓPICOS



A p u n t e s
“Trópicos”
                                                                                                      Manuel Martínez Acuña
      De sitio en sitio, radiante en su perfume silvestre y “perfil de dios inencontrable”, Camilo Balza Donatti, después de haber mirado largo rato el cielo, y, de ver correr el tiempo vagamente, como un derrumbamiento de la realidad cotidiana de los primeros días; o acaso como una encantadora y sombría inquietud sobre lo desconocido, nos trae en su más reciente poemario “Trópicos” –ya en circulación-, el sol que madura sus montañas, sus golfos azules, y las barrancas donde corre el viento y se hunden sus recuerdos, dentro y fuera de los repliegues imponderables de la vida. 
      “Trópicos” es un bello libro de la colección Madréporas auspiciada por la Secretaría de Cultura del Estado Zulia, y publicado en Maracaibo en octubre de 1998. Consta de 110 páginas en dieciseisavo. Editado y coordinado por Carlos Valbuena y Gladys Aquebeque, respectivamente. Diseño y diagramación: Asociación Cultural del Caribe. Fotografía de Edwin Cepeda y portada de Edgar Queipo. En él, Balza Donatti, intenta oponer la ilusión poética de lo bello, de lo cósmico a lo melancólico, irreal o lúgubre; y según su propio prisma, pasa de la alegría a la tristeza, de lo objetivo a lo absurdo, semejantes o como son, al describir una mujer, un paisaje, una rosa, un río, de los cuales pretende desentrañar el ser íntimo y desconocido, como quitándole imperfecciones a la realidad.
      “Los poemas de “Tópicos”, (dice en la contratapa), buscan con el afán de la palabra, descubrir ese más allá a través de las formas, el paisaje, las atmósferas, los seres...  humanos y no humanos... Se trata de una indagación en lo atávico y lo arcádico, para concluir en el sueño”.  Es así como la poesía de Camilo gana en color y en vida y aprehende del mundo exterior, aquellos personajes que le son familiares, que le hablan tras los ojos y unos labios transfigurados en rocas, puertos, alas y fantasmas; estaciones y cipreses. Demudados en fin, en minerales hondos y en cristales rotos, sólo para medir la región de los astros, contar medusas y perder la memoria. Un himno a la biografía del alma como no lo perfila otro poeta, que no haya sentido a plenitud, como Balza, el tráfago de la supervivencia y las miradas oblicuas de que habla el libro segundo de Ovidio, sobre la séptima metamorfosis.        
      Son versos libres, al viento. Sensitivos, cultos y bellos. Sin sujeción a rimas esta vez, ni absoluta regularidad métrica, como si lo son los que por ejemplo figuran rozagantes en el Repertorio Poético de Luis Edgardo Ramírez con los títulos de “Glosa de Auramarina”, “Décima para una muchacha de Altagracia”, “Junto al Mar” y “Tu, Mariposa de Celeste Armiño”.  Y, como ya lo dijimos una vez, prosa o verso, narración o cualquiera otra creación literaria, es siempre el reflejo duradero de su naturaleza íntima, de sus pensamientos, de su voluntad y de sus vacilaciones.  
      Camilo Balza Donatti nació en Mapire, Estado Anzoategui, el 7 de enero de 1927. Docente desde 1947 y abogado (Luz 1968). Escritor e investigador de la literatura venezolana. 1er. Premio de Cuentos, Fac. Hum. y Educ. Luz (1971). Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada, Gobernación del Estado Zulia (Mención Cuento 1993). Mención de Honor Premio Udón Pérez, Asamblea Legislativa del Edo. Zulia (1977). Ha publicado: “Tierra del Corazón” (1950); “Canto al Lago de Maracaibo” (1950). “Aspectos Venezolanos” y “Reino de Soledad” (1955); “Los Días Abandonados” (1965); “Literatura Universal”, “Literatura Hispanoamericana” y “La Literatura Hispanoamericana Vista por Varios Autores” (1967); “Cuento” (1972); “Las Vertientes” y “Zumba que Zumba”(1973); “Sonetos del Campo y del Amor” (1975); “El Tránsito Atormentado de Elías Sánchez Rubio” (1976); “Los Estuario Vacíos” (1983) y, “Las Catedrales Azules” (1993).  
      Acaso no sería exagerado decir, resumiendo, que al psicólogo más puro no le sería tan frecuente ni fácil llegar a posesionarse de todos los personajes intermediarios entre la vida exterior y la propia, en cada una de sus diferentes situaciones, como lo concibe y gana en interés la imaginación poética de Camilo Balza Donatti. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

BARRIO ADENTRO



            Allá, en Barrio Adentro I y II, están los envigados. Está el asiento de un equipo de profesionales de la medicina dedicado a prevenir y curar -a tiempo exclusivo-,  cuánta patología les es llevada a consulta por decenas y decenas de pacientes que a diario acuden a esos centros de diagnóstico y rehabilitación integrales, en busca de la preciada salud. Un privilegio de pocos que ahora ha pasado a ser lo que es: un derecho de todos. Por tanto, no está demás decir que, nunca antes en Venezuela se había organizado un sistema nacional de salud con tanto contenido social y, la sombra humanitaria que la sigue.

La poesía de Hesnor Rivera resonó en su Maracaibo



La poesía de Hesnor Rivera resonó en su Maracaibo

 
Estudiosos de las letras recitaron sus versos..
Milko Marín
viernes 02 de agosto de 2013 06:00 AM
Yesenia Rincón Castellano/ yeseniarincon@gmail.com / Maracaibo 

“La mirada mágica” de la Silvia de Hesnor Rivera “abrillantaba” la arena de toda Maracaibo en el ocaso del miércoles 31 de julio, cuando ese, su poema más reconocido, fue ofrendado desde las manos de varios poetas de la ciudad, a las manos de los luciteños y todos los que transitaron por las adyacencias la plazoleta del Museo de la Zulianidad, en Santa Lucía.
Allí en la caída de la tarde y de las flores de los árboles se congregaron poetas, docentes y amantes de las letras para honrar, con lectura de sus poemas, a Hesnor Rivera, convocados por la Secretaría de Cultura del Zulia, para conmemorar los 85 años de nacimiento de quien fue literato y subdirector de PANORAMA.
“Reconocer la trascendencia de Hesnor es uno de nuestros grandes retos. Recuperar del ostracismo a una de las figuras más deslumbrantes de Maracaibo, ciudad de libó, que bebió, que amó y odió. Su apertura de la poética regional hacia las nuevas formas de creación trató temas como la muerte, la mujer, al hombre y su soledad con una maestría de marca mayor”, argumentó el también poeta Alexis Fernández, director del Museo Rafael Urdaneta, que participó en la organización del acto junto con la Fundación para la Academia de la Gaita Ricardo Aguirre.
El periodista y locutor León Magno Montiel, moderó el actividad y destacó que Rivera es considerado el poeta más importante en la historia del Zulia.
“La poesía de Hesnor no pierde vigencia —determinó María Alejandra Ocando, asesora literaria de Secretaría de Cultura—. Los nuevos poetas debemos revisar y aprender de su obra”.
Carlo Maglione, el rostro del Emporio del Libro y escritores como Cósimo Mandrillo, José Franciso Ortiz, Berta Vega, José Gregorio Vílchez, Alicia Montero, Fernando Araujo, José Javier León, Artemio Cepeda, Sasha lópez y Adelfa Giovanni, entre otros, leyeron con admiración sus versos de Hesnor Rivera y contaron anécdotas de su vida como poeta, periodista y profesor de Literatura Española de la Escuela de Letras de La Universidad del Zulia, por cuyo pasillo caminaba, siempre vestido de traje y meditabundo, sin presunciones de su pluma iluminada.