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sábado, 9 de junio de 2018

DÉCIMAS POR JULIO FRANCO OLIVARES, CRONISTA DE LOS PUERTOS


ROMANCE DE LOS VAPORCITOS
CRÓNICA EN DÉCIMA
Julio César Franco O.
A Manuel Martínez Acuña.

Las antañas generaciones
de los ancestros puerteros,
hablaban con gran esmero
de lejanas embarcaciones
dignas de  evocaciones,
como las viejas piraguas
que surcaban nuestro lago
desde  ribera a ribera,
entre  la villa procera
y  Maracaibo con gran halago

La Carlota y La Carolina
eran piraguas preciosas,
que navegaban airosas
sobre aguas cristalinas,
Hoy  la memoria ilumina.
a  las  Nemesia y  Rosita
la Otilia también bonita,
las Neptuno y Dificultad
piraguas de gran majestad
donde el recuerdo se agita

Siguiendo las olas el viento
los vaporcitos llegaron,
en nuestras playas anclaron
y la villa fue su aposento,
pusieron así su acento
El Elvia y El Nuevo Niño,
El Lupita con gran cariño,
El Tolima y sus leyendas
siguiendo la hermosa senda
forjando sueños de armiño.

En la quieta madrugada
de  la villa altagraciana
acaricia  la ola aldeana
del  muelle la entablada,
ya son las cinco pasadas
se preparan los vaporcitos
los grandes y los chiquitos
con rapidez y premura,
con  antañona hermosura
para iniciar la jornada.





Arriban los pasajeros…
¿cuál sale  mi paisano..?
pregunta así un  gracitano
caminando muy ligero,
¡El Carmelo,  compañero!
le responde diligente
el  marino complaciente
que prepara las amarras,
y el pasajero de marras
se anota con el listero.

Llegando sigue la gente
abordando  el vaporcito,
que despega ligerito
sobre el agua en el naciente,
que es cristal permanente
de nuestro lago zuliano,
zarpa y se aleja ufano
en su noble trayectoria,
dejando a su paso historia,
navegando hacia su arcano.

Sigue presta la mañana,
 en su turno van las naves,
al Texas en  marcha suave
le siguen luego El Nirvana
y  El  19  de estirpe aldeana.
Valle Verde y Libertador
ya zarpan bajo el rumor
de la ola cadenciosa,
el Teresita  parece  rosa
luciendo  por su esplendor.

Se ve  gallardo El Berlín
y  lo saluda El Miniela
que navega como gacela
rompiendo el claro verdín,
se  escucha  como clarín
el  zarpe del Marielena,
mientras atraca El Sirena
que cruzó con El Continente,
y el  Pablo Antonio presente
nos completa aquella escena.


El Juanita y San Rafael
están  junto a El Altagracia
un vaporcito con gracia
surto en el muelle aquel,
Maracaibito bajo el dosel
de  su  cielo esplendoroso
muestra  un color precioso
que  a El Álida le complace
arriba El Susana y nos place
su  navegar armonioso.

Ruperto,  Roque Olivares,
Capitán Furia Delgado
marinos muy avezados
que navegaron estos lares,
igual Roberto Olivares
Pajarito y Abdón Padrón,
muchos más de corazón
como Obdulio Valderrama
en una labor hermana
de trabajo y  gran unión.

Nombrar a todos quisiera
pues con trabajo y tesón,
se entregaron con pasión.
a aquella labor cimera,
dejando en cada ribera
entre las olas y el viento
las velas del pensamiento
de sus barcos inmortales,
como notas musicales
que suben al firmamento.

Vaporcitos tan añorados
que en el pasado quedaron,
 en su diaria labor  lucharon
con  corazón esforzado,
Son sentimientos sagrados
de un  pueblo y toda su gente,
por eso están en la mente
rompiendo siempre  el marullo
presentes  cual un murmullo
bajo el sol del cenit candente..





Para siempre se alejaron
en el tiempo con su bruma,
levantando cual blanca espuma
todo el  bien que nos prestaron,
en el recuerdo quedaron
prendidos en la memoria
legando  su  hermosa historia,
y  lejanos en la distancia
 aún sentimos la fragancia
del   oleaje  de  su gloria.









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