EL ESTOICISMO FILOSÓFICO O FORTALEZA DEL ÁNIMO
Al margen de su significado etimológico y, de otros
conceptos históricos, la filosofía estoica, es, según Séneca (su seguidor
tardío), la ciencia de la conducta o la doctrina ética práctica de vivir
conforme a los dictados de la naturaleza. Nace como una disciplina puesta a
distancia de las explicaciones míticas que, para esa época, predominaba en la
cultura griega; y así poder determinar el sentido de su existencia, y su
relación con los demás seres que componen el orden del universo. La escuela
estoica fue fundada por Zenón de Citio hacia
el año 301 a. de C. en Atenas.
Pues bien; mostrado ya algunos tópicos y su modo de
aplicación de entonces para acá, intentaremos ahora tipificar los esquemas
mediante los cuales la voluntad del hombre está encaminada a saber diferenciar
la satisfacción inmediata, de la gratificación duradera; y a no buscar
las magnificencias de la sabiduría como tal, a cambio del fruto de su utilidad; como lo sentaban los presocráticos.
Es de aquí de
donde el estoicismo filosófico se separa de todas esas ramificaciones metafísicas
que se enfocan en complicaciones que no aportan nada a la vida cotidiana.
Por tanto; si estás contemplando el horizonte y aún esperas el sol del porvenir,
dice Séneca, “trata de cambiar lo que puedas, e ignora lo que no.” Y, si
quieres encontrar el bien y el mal, búscalo
en ti mismo, e inquiérelo de tus propias decisiones.” Y, Epicteto agrega:
“De qué te sirve por ejemplo arrepentirte del pasado, angustiarte por el
presente, o estresarte por el futuro, si el pasado no existe más que en la
memoria, y las circunstancias del presente solamente pueden ser cambiadas en el
futuro (si fuera el caso), y el futuro es incierto.” Y, esto otro de Marco
Aurelio: “Hoy escapé de la ansiedad. O no, la descarté, porque estaba dentro
de mí, en mis propias percepciones, no afuera. A lo que añade Nassim Taleb definiendo al estoico como “alguien
que transforma el miedo en la prudencia, el dolor en la transformación, los
errores en iniciación y el deseo en una misión.
De suerte que, conocido ya en qué consiste el estoicismo filosófico
enfocado por estos tres o cuatro últimos personajes, pasemos ahora a extraer de
tales principios, la savia de actualidad para los que viven todavía un pasado
aquejado por la angustia o aflicción del ánimo, que tanto afecta el alma o el
espíritu en cuanto es o son umbrales de la actividad humana, o eslabones de esa
escalera. Así se pasa por muchas cosas duras en la vida, pero lo importante es
no rendirse, ni dejar que la mente se disperse.
En efecto, y visto ya de entrada todo cuanto el entendimiento puede producir
sin dar carácter objetivo a la piedra de toque de la experiencia; ni contener,
por decirlo así, más que el puro esquema de lo temperamental, lo debido será
sin duda aprender a encontrar la paz mental, controlando la voz interna o el
estado emocional, sin importar la situación actual de cada quien. Pues la
felicidad consiste después de todo, en saber sacar el mejor partido a todo lo
que acontece en el camino.
En suma, objetivemos
en consecuencia todo aquello que la metafísica ha separado de los componentes
físicos e históricos del estoicismo filosófico, aceptando las reglas
del juego y, tratando, además, de vivir lo más cerca posible de nuestra propia
naturaleza, alcanzando la tranquilidad de espíritu y, controlando los sucesos a
los que a diario nos enfrentamos durante nuestra existencia.
21/07/2018.
1 comentario:
Información muy útil sobre el estado de ánimo, muy importante para usar en nuestra mente, aunque siempre que se tenga un problema es recomendable acudir a un psicólogo https://elitepsicologos.es/
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