Cómo se pasa la vida
Cómo se viene la muerte
Tan callando.
Jorge Manrique
L
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o que veo en este momento, no son más que figuras e imágenes aisladas de
lo que ahora mismo intento contar en borrador, acerca de la hoja de ruta que la
vida me indujo a seguir. Veo mis sueños juveniles entremezclados con brumas y
celajes de lo que fuera mi infancia; a estos ochenta y nueve años de logros y
tropiezos con la realidad.
Pronto la madrugada dará paso al amanecer de hoy, 13
de mayo, cuando decidí escribir estas páginas, que quizá me ayuden a encontrar
un sentido valorativo a las mil preguntas de, por
qué
y para qué hemos venido
a un mundo tan crispado y ansioso como éste; y que además animen de algún modo
al lector –en medio de sus propias tensiones-, a acercarse hasta aquel axioma
que pretende probar, inapelablemente, que las cosas del destino siempre nos
conducen a lo que teníamos que ser.
Y, así, uno a uno, entre lo aparente y lo evidente, van
apareciendo de su largo confinamiento los
fragmentos de un universo remoto y lejano, que con forma de rostro, perfil de
una calle, espacio de una plaza en hora vespertina, o el olor de un perfume
fragante, vuelven a mi mente.
No nací en
ningún acogedor pueblo de campo, como en una feliz hora bien pudo haber ocurrido,
sino en esa Maracaibo de los años veinte; la de los techos de teja, aljibes
cisternas y carnavales fastuosos. Zaguanes, molinos de viento, hatos de cabras;
y, de unos infatigables vendedores de agua de lluvia o del Lago, en las calles,
cargados en latas de zinc galvanizado, a lomo de burro; o bien, a granel, por
ruidosos carros de mula.
Era la Maracaibo de las piraguas plataneras, del bullicioso malecón y el Mercado de los buchones; donde una contada de plátanos apenas valía uno o dos bolívares, y una
corvina de cinco o siete kilos costaba una locha. Pues era su buche el que
mayor valor tenía cotizado en los mercados norteamericanos; por ser la materia
prima utilizada entonces en la preparación de la cola, o pegamento, empleado en
la ebanistería de la época.
La de los tranvías eléctricos,
con cables aéreos, que para 1933 corrían majestuosos -sobre 41 kilómetros de
rieles-, 36 carros de 4 ejes, 8 ruedas y 10 escaños. La ETEBV inauguró la
primera línea verdaderamente eléctrica de la ciudad, el 18 de mayo de 1917.
Eran tres
compañías tranviarias: la ETEBV, la ETEM y la ETFE, filiales de la J. G. BRILL Co. de Filadelfia; cuya empresa en Maracaibo se llamó “Empresa
Tranvías Eléctricos de Maracaibo”; que fue a su vez propiedad de una sociedad
anónima controlada por Joshua da Costa Gómez, según informe de Trade Promotion de
1927, más un estudio de 1933, el cual sugiere un estrecho vínculo de estas
empresas, con una de las compañías petroleras holandesas activas en la región.
Hoy Maracaibo es una gran ciudad, con una población de
más de tres millones de habitantes, y, considerada como la segunda ciudad más
importante de Venezuela. Es un lugar lleno de contrastes, pues en ella se
funden las costumbres, tradiciones y una gastronomía procedentes de hace
siglos, con la actividad económica, cultural y tecnológica propia de cualquier
metrópoli del mundo.
A LA VUELTA DEL TIEMPO, no es una novela, ni un cuento, relato,
anecdotario o reminiscencias; ni siquiera una autobiografía. Puesto que tal
cosa sería pretender darle estructura de género literario formal, con arreglo a
ciertas reglas de creación, que a mí juicio no tiene, por cuanto sólo se trata
de tomar una dirección; de abrirle un camino a mis dispersas meditaciones o
certificados vivenciales, que a la vista fluyen desordenadamente; pero sin que
desde luego quepa imponerles ninguna norma estudiada.
Continúa...
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9 comentarios:
Muy Interesante, cuando sigue?
BUENA LITERATURA
Manuel; ese escrito está sencillo i bello; lo leí i me sacó de los "baules de mi monasterio interno" unas cuantas ideas que te las escribiré pronto, pero espera unos días porque tengo algunos compromisos. También una nota sobre lo de la Historia de la Medicina. Cuando menos lo piensen, te llegarán los comentarios. Saludos a todos i un abrazo.
PD. Conocí personalmente al músico, compositor i director Inocente Carreño (margariteño, come pescado) i tiene 92 años, está lúcido, conversa con amenidad i alegría i le gustan los chistes; le hice unas caricaturas que le gustaron mucho. Dos o tres las tiene Enrique Rodríguez Mota i su hermana que es pianista i fue su alumna. Si ese está así, tú vas a pasar de largo por los 92 como un corredor de 100 metros planos, pues como Humberto decía, eres de curarire.
RJiménez M
Gracias, Manuel, por esa joya de Blog, algunas de cuyas notas leo mientras me deleito con el cantar de Silvio Rodríguez
César
A la vuelta del Tiempo, por lo que he podido ver, me parece interesante. Estaré pendiente de su continuación.
J.Salcedo. Hiquitos. Ecuador.
Corrijo: Soy de Hiquitos, Perú, pero mi residencia es en Ecuador.
J. Salcedo.
Queridos amigos quiero recomendarles visiten este blog de mi tío Manuel Martinez Acuña, zuliano de pura cepa, escritor y poeta, quien cerca de los 90 años de edad tiene muchos deseos aportando, siempre a favor de las causas justas. Siempre amiga, Carmen Mercedes
Querido Tío Manuel: He leido las primeras líneas que has escrito "A la vuelta del tiempo". Me gusta mucho ese estilo de ubicarte en el entorno, lo cual enriquece tu vivencia con la difusión de la historia.
Un saludo y un fuerte abrazo para todos, Alonso.
La vida enseña,para los que quieren aprender de ella;por eso tú la entiendes y asi la puedes plasmar en el papel de forma magistral.Te quiero mucho papá.
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