EPÍLOGO DEL CUADRO SAGRADO
Mas, como ocurre a menudo,
todo epílogo recoge
la balumba, lo que arroje
por su cuenta, o ponga nudo.
Así pues, ni un estornudo
tal cual medió en el pasado,
que a mucho cuadro sagrado
se le raspaba sin pena
sobre el vino de la cena,
EL COLOR DE SU ACABADO.
Manuel Martínez Acuña
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