COMO UN CUENTO DE EDGAR ALLAN POE

COMO UN CUENTO DE EDGAR ALLAN POE 

¿Hacia qué enigmáticos dioses pudo haber conducido el destino del Mundial de fútbol 2014, como para que fuese una excepción de la vida y la naturaleza del deporte rey? Pareciera algo que no tuviera voz ni materia, sino el halo difuso de una nube gris alzada sobre el cielo de Brasil, a imagen y semejanza de un cuento de Edgar Allan Poe.

Así como encontramos un círculo dentro de otro, ¿no podemos suponer analógicamente, de la misma manera, que todo lo sucedido en el Mundial de fútbol se aparta del modelo representativo de lo hasta ahora conocido en esa actividad deportiva?

A medida que nos preguntamos qué pasó con el juego entre Brasil y Alemania, no nos queda más que decir con Poe, que todo pareciera tener, comparativamente, un signo fantasmal, que todavía resulta imposible saber a ciencia cierta, en qué punto comienza y acaba su mágico dominio, el hechizo.

Sabemos bien que, nada de esto pasa de ser un caso atípico, circunstancial; pero, también da fundamento o motivo sobrado para la cábala, o el cálculo supersticioso; suponiendo ser el eventual producto de cierta maquinación, que comienza con una campaña de descrédito contra Brasil, anfitrión del evento. La presencia de líderes emergentes en las selecciones de Costa Rica y Colombia. La controversial fractura de una vértebra lumbar de Deymar. Lo cerrado de la mayoría de los partidos con la superfluidad de penales. O, la estirada sanción de Silva.

Como una isla de hadas -donde todo es infinitamente arcano e inaccesible a la razón-, así desciende por uno de esos hilos de su telaraña, la música más elevada del Mundial 2014, entre balones divididos y la accesoria sensación de estar viviendo un cuento de fascinaciones, de Edgar Allan Poe.       

                                                               Manuel Martínez Acuña