Estimado y muy querido don Manuel:
Hace ya muchos años leí de don Jorge Smithdke (disculpe si lo escribí
mal), referirse a un grupo de intelectuales zulianos que lo visitaron entonces
en Caracas con motivo de sus 90 años, al llamándolos "parvada de águilas
bajada de las altas cumbres de las ciencias y de las letras que se interesaban
por una humilde perdiz de las sabanas de Maracaibo sin más mérito que haber sido
formado con barro de las riberas del Coquivacoa", en cuya figura retórica
plasmaba su propia imagen de humildad y benevolencia, ante el homenaje que
recibía.
Vino a mi mente este recuerdo contenido en Ánforas de mármol", al recibir
la noticia de su incorporación a la Academia de Historia del Zulia en condición
de Miembro Honorario, distinción infinitamente merecida, y que ha debido
llegarle desde hace muchos años.
Ha sido usted también una majestuosa águila del intelecto y de la cultura
zuliana, a la cual dejará un legado de grandeza moral, familiar y ciudadana,
reflejada en un espejo en el cual cada uno de nosotros tendrá siempre a mano
como modelo en nuestras propias vidas.
Hubiese querido acompañarlo este sábado en la Academia, más por el profundo
afecto, estima y respeto que por usted y su familia siento, que por mi condición
de Miembro Correspondiente, pero salgo el viernes para Margarita, a llevar a
Ingrid para que pase el día de la madre con nuestro hijo allá, que se esmeró en
regalarle el pasaje ya que durante dos años no ha gozado de su compañía en tan
importante fecha.
Reciba don Manuel un gran abrazo, portador de los más sinceros sentimientos
de amor familiar y de total estimación que por usted y su hermosa familia
siento. Al igual que el mencionado poeta parnasiano, no es su persona afecta a
los halagos por principios de humildad, pero "honrar.... honra", y quien merece
y siembra debe recibir los frutos que cosecha.
Dios me le siga dando salud y vida .
Con un nuevo abrazo,
Julio César.
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