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jueves, 7 de diciembre de 2017

ORIGEN, METÁFORAS, Y, UNIVERSALIDAD DE LA MÚSICA



ORIGEN, METÁFORAS, Y, UNIVERSALIDAD DE LA MÚSICA
MANUEL MARTÍNEZ ACUÑA
Cuando se habla sobre una cultura específica como es este caso de la música, lo primero en preguntarnos sería, de donde proviene, cual es su origen, y, el porqué de sus tendencias intelectuales emotivas, artísticas, religiosas, y, su manera de ser históricas. Razón por la cual nos propondremos clasificar los hechos tradicionales más trascendentes, según el estilo que encontremos manifiestos en ellos.
En ese orden; y, compaginando las líneas o caracteres más significativos de ciertas leyes relativas al conocimiento de la historia de la música, encontraremos posiblemente la ocasión de hallar, de manos de los investigadores, los cabos de hilos que de alguna manera conducen al tejido original de este maravilloso arte de la intimidad humana. Y, como todo género musical abre cauce a muchas y diversas interpretaciones, dejemos pues que los estudiosos de esta causa, nos señalen el orden a seguir.
Así encontramos por ejemplo que, en la música para entonces -de origen desconocido-, no se utilizaba instrumentos musicales para su interpretación, sino la voz humana, o la percusión corporal, que no dejaban huellas en el registro arqueológico. Por lo que es lógico pensar, que la música se descubrió en un momento similar a la aparición del lenguaje, cuyo cambio de acento podía producir un canto. Teoría científica sostenida durante mucho tiempo por los filósofos y sociólogos Jean Jacques Rousseau, Johann Gottfried Herder o Herbert Spencer.
Así fueron evolucionando las formas musicales, una a otra; entre ellas, las más apegadas al culto religioso que se dieron a finales del siglo VI con el canto gregoriano; y, luego, en el XI y XII, con los juglares, trovadores y troveros, junto a los cantantes y poetas del Medioevo alemán, hasta la exaltación de los cantos de ordeño de nuestros días, que la UNESCO acaba de enunciar como patrimonio de la humanidad, a ese afanado laboreo conque el llanero venezolano y colombiano ancla y viste de utopías -con demostraciones del rostro y de las manos-, su infortunio.
Para entonces, en casi todas las culturas -particularmente en la Grecia antigua, se consideraba a la música como un regalo de los dioses; como el lenguaje del alma. Y, entre todas las rebuscas eruditas que al efecto se trazaron, fue hallada el arpa como el primer instrumento que tendió cuerdas sobre el caparazón de una tortuga. A lo que se sumaría –tras el paso de unos cinco mil años-, un emperador en China llamado Haong-Ti, quien a su vez ordenó crear la música a sus súbditos, basándose en los signos gráficos o sonidos de la naturaleza.
Fue así como, hacia el siglo XIII, con el concurso de la escuela de Nôtre-Dame de París, la polifonía alcanzó su más alto grado de sistematización, que luego Iría evolucionando a pequeñas frases, versos, etc., hasta terminar empalmándose en una canción. Charles Darwin explicaba el origen de la música como una solicitud o escarceo amoroso, igual a como hacen los pájaros u otros animales, en sus relaciones de pareja.
Y, con este contexto de mitos y leyendas milenarias, citemos finalmente y a manera de abundamiento, este otro hito de la historia: En un documento escrito por Plinio el Joven, con la intención de informar al emperador Trajano acerca de las costumbres de los cristianos, encontramos una interesante referencia de su música: Ellos, (los cristianos) tenían la costumbre de reunirse en un día específico al alba, para alabar a Cristo como si de un dios se tratase, con un canto alterno», el cual consistía en aquel que se desarrolla entre dos coros; uno de los cuales canta una estrofa y el otro le responde. En la liturgia católica se le conoce como antífona, y se puede cantar con la participación de dos coros o de un solista y la congregación.

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