ORIGEN, METÁFORAS, Y, UNIVERSALIDAD DE LA MÚSICA
MANUEL MARTÍNEZ ACUÑA
Cuando se habla sobre
una cultura específica como es este caso de la música, lo primero en
preguntarnos sería, de donde proviene, cual es su origen, y, el porqué de sus
tendencias intelectuales emotivas, artísticas, religiosas, y, su manera de ser
históricas. Razón por la cual nos propondremos clasificar los hechos
tradicionales más trascendentes, según el estilo que encontremos manifiestos en
ellos.
En ese orden; y, compaginando
las líneas o caracteres más significativos de ciertas leyes relativas al
conocimiento de la historia de la música, encontraremos posiblemente la ocasión
de hallar, de manos de los investigadores, los cabos de hilos que de alguna
manera conducen al tejido original de este maravilloso arte de la intimidad
humana. Y, como todo género musical abre cauce a muchas y diversas
interpretaciones, dejemos pues que los estudiosos de esta causa, nos señalen el
orden a seguir.
Así encontramos por
ejemplo que, en la música para entonces -de origen desconocido-, no se
utilizaba instrumentos musicales para su interpretación, sino la voz humana, o
la percusión corporal, que no dejaban huellas en el registro arqueológico. Por
lo que es lógico pensar, que la música se descubrió en un momento similar a la
aparición del lenguaje, cuyo cambio de acento podía producir un canto. Teoría
científica sostenida durante mucho tiempo por los filósofos y sociólogos Jean
Jacques Rousseau, Johann Gottfried Herder o Herbert Spencer.
Así fueron
evolucionando las formas musicales, una a otra; entre ellas, las más apegadas
al culto religioso que se dieron a finales del siglo VI con el canto
gregoriano; y, luego, en el XI y XII, con los juglares, trovadores y troveros, junto a los cantantes y poetas del Medioevo alemán, hasta la
exaltación de los cantos de ordeño de nuestros días, que la UNESCO acaba de enunciar
como patrimonio de la humanidad, a ese afanado laboreo conque el llanero
venezolano y colombiano ancla y viste de utopías -con demostraciones del rostro
y de las manos-, su infortunio.
Para entonces, en casi
todas las culturas -particularmente en la Grecia antigua, se consideraba a la
música como un regalo de los dioses; como el lenguaje del alma. Y, entre todas
las rebuscas eruditas que al efecto se trazaron, fue hallada el arpa como el
primer instrumento que tendió cuerdas sobre el caparazón de una tortuga. A lo
que se sumaría –tras el paso de unos cinco mil años-, un emperador en China
llamado Haong-Ti, quien a su vez ordenó crear la música a sus súbditos, basándose
en los signos gráficos o sonidos de la naturaleza.
Fue
así como, hacia el siglo XIII, con el concurso de la escuela
de Nôtre-Dame de París, la polifonía alcanzó su más alto grado de
sistematización, que luego Iría evolucionando a pequeñas frases, versos, etc.,
hasta terminar empalmándose en una canción. Charles Darwin explicaba el origen
de la música como una solicitud o escarceo amoroso, igual a como hacen los
pájaros u otros animales, en sus relaciones de pareja.
Y, con este contexto de
mitos y leyendas milenarias, citemos finalmente y a manera de abundamiento, este
otro hito de la historia: En un documento escrito por Plinio el Joven, con la
intención de informar al emperador Trajano acerca
de las costumbres de los cristianos, encontramos una interesante referencia de
su música: Ellos,
(los cristianos) tenían la costumbre de reunirse en un día específico al alba,
para alabar a Cristo como si
de un dios se tratase, con un canto alterno», el cual consistía en aquel que se
desarrolla entre dos coros; uno de los cuales canta una estrofa y el otro le
responde. En la liturgia católica se le conoce como antífona, y se
puede cantar con la participación de dos coros o de un solista y la
congregación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario