LA ROSA Y EL COLIBRÍ
Allá en la plenitud de un monte lejos,
los colores, el cerro, el medio día,
evocan un paisaje de azulejos
de rosas, colibríes; lejanía.
Fue
una india princesa la del cuento
transfigurada
en flor por el castigo
de amar a un
indio de innoble nacimiento,
visto en la tribu como un enemigo.
Y, así, entre unas mil cosas y entre estrellas,
las huestes hechizadas lo supieron,
y, en bello colibrí lo convirtieron,
para que al himno agrario de los pájaros
llegara a reencontrarse con su amada
entre frondas y voces de cascada.
Manuel Martínez Acuña