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lunes, 2 de enero de 2017

¿QUÉ NO CONTAR DE LA ONU?



¿QUÉ NO CONTAR DE LA ONU?
MANUEL MARTÍNEZ ACUÑA                                                                  02/01/2017                              
         Después de haber pasado sobrado tiempo, desde el 24 de octubre de 1945, fecha en que la Organización de las Naciones Unidas fuera creada por los grandes triunfadores de la segunda guerra mundial, con el viable intento de restablecer la paz en el Mundo, y, restañar las heridas que siempre se abren y siguen a todo conflicto armado -mediante una sola sentencia o resolución-, hoy ha sido orientada entre indicios y simuladas señales,  a ser una entelequia, un inmenso cascarón vacío, sin muchos peces que contar.
Para nadie es un secreto que, a las buenas, y, durante todo el proceso de conformación de la ONU, se impusiera un acto de fuerza. El usufructo de unos laureles de guerra colocados a merced de los vencedores, bajo la figura del Veto absoluto, ejercido a discreción por un Consejo de Seguridad, compuesto por EEUU, RUSIA, REINO UNIDO, CHINA Y FRANCIA.
Muy poco de las normas que enmarca la Carta de Naciones Unidas de manera muy específica, se han visto cumplidas al pie de la letra, a sus 71 años de su fundación, dadas a facilitar la cooperación en el derecho internacional, la paz y la seguridad del Mundo; y, el desarrollo económico y social de los pueblos; así como aquellas  básicamente referidas a los derechos humanos, juzgados naturalmente desde el concepto más diverso y universal, fuera del alcance de las torceduras mediáticas que lo toman en función de sus personales intereses, y, no en la dimensión de su misión y  esencia.
A todo esto y, hasta con algún contentamiento, puede que el absolutismo del “Yo” radicado en el corazón de los hombres, y, que, ha hecho de él su imperio, sea, en todo caso, el que ha llegado a hacerse un lugar en el destino de la ONU. Si no, miremos atrás la destrucción de Irak, el derrumbe de su cultura; inmortalizados en obras venturosas, útiles a la vida tradicional de los pueblos del Mundo, como ha sido “El Jardín del Edén”; por citar un solo caso.
Fue a partir del atentado del 11 de septiembre del 2001, contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, cuando George W. Bush, presidente entonces de los Estados Unidos de Norteamérica -en busca de un culpable-, dio por seguro que Sadam Husein estaba en posesión de armas de destrucción masiva, y, por tanto, era el principal sospechoso, y ordenó su bombardeo, desacatando una Resolución de la ONU, que previamente lo había prohibido. Armas, que a la postre, nunca fueron encontradas. Pero todo terminó con un ahorcamiento.
A continuación, veamos  lo que dicen las redes sociales con respecto a cómo se repliega la ONU sobre sí misma; cómo ha trastocado la cuna de su nacimiento; su predominio moral; y, el origen de su procedencia:


                En suma; no se dé a estas notas ningún sentido estimativo sobre el hecho de que la ONU valga menos o más que antes, pues no se trata sino de seguir el juicio crítico que, 193 naciones tituladas, hacen, para llegar algún día a instaurar en el organismo, por primera vez, una doctrina política donde la mayoría predomine, sin ese derecho absolutista y discriminatorio del Veto, que impide, en virtud de una providencia desatinada, la vigencia y los valores solemnes de una democracia autonomista.
            I, qué no contar entonces, finalmente, de la ONU, de sus indicios y espacios de conflicto, si en tantas y reiteradas ocasiones -por facturar solo un ejemplo-, 191 naciones pidieron levantar el bloqueo a Cuba, sin éxito, tras el voto siempre entrelazado de EEUU e Israel.
            Conforme se va viendo la línea incólume de la realidad, y lo sucedido con la inusual abstención de EEUU sobre la Resolución de la ONU, condenando los asentamientos Israelíes en territorio palestino; más, sumado esto a la asunción el 1º de enero próximo del portugués António Manuel de Oliveira Guterres (expresidente de la Internacional Socialista), a la Secretaría General, pareciera vislumbrarse leves indicios de una posible reestructuración de sus cuadros institucionales, camino a que sus Resoluciones marquen la pauta de una democracia digna de fe y crédito.
            Pues bien; ante todo este acompañamiento de acontecimientos, que hacen de la realidad una imagen casi virtual, mucha gente confundida se pregunta, por qué la Sede de Naciones Unidas no fue fijada por ejemplo en el Centro del Mundo, que no es Nueva York, por cierto, sino el Ecuador, por su posición geográfica equidistante a los polos de la tierra, no habría por tanto razón ninguna para no poder considerar que, tal hecho obedeciera a un trofeo más de guerra. No obstante haber podido obtenerse con ello, el esencial equilibrio, al que conduce sólo la imparcialidad. Que, en su defecto, acoge las obligaciones y derechos inherentes a la mesura y sensatez de los actos trascendentes.       

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