Recent Posts

lunes, 19 de septiembre de 2011

A la vuelta del Tiempo - Manuel Martinez Acuña - Parte 20

S
abemos muy bien lo que se ha dicho del purgatorio y del infierno,  de continuo. ¿Pero es que acaso no es suficiente que nos hayan traído a vivir a este mundo con la obligación de conciencia y, en medio de una eterna amenaza inspirada por el lobo estepario de las religiones?
            A decir verdad, si la iglesia católica llegara por ejemplo a eliminar el concepto del infierno algún día, cuántos feligreses que están allí por miedo a las represalias del malvado diablo, ¿no se largarían? ¿No sería todo diferente, acaso?
            Estas y otras reflexiones destinadas a la búsqueda de la verdad, se las hacía yo con alguna frecuencia a mi sobrino materno, Alonso Romero Martínez, quien además de ser profesor de cátedra de muchos años de la U.C.V. y autor de textos matemáticos, es también rector de cursillos de cristiandad. Pues cosas como estas tienden -a mi juicio-, a motivar interminables dudas y a suponer morales absurdas, quiérase o no, encaminadas a engendrar monstruos; como esas del infierno y el diablo, impuestas por la mano dogmática de la iglesia romana.
            Así las cosas; y, aun cuando pareciera un despropósito o un hecho fuera de sentido, opuesto a lo que antecede, no puedo menos que confesar que, la misión rectoral de mi sobrino Alonso -una vez reducido a su punto mínimo el concepto referido a mis dudas bíblicas-, no sé cómo, pero consiguió reducirme a una celda inquisitorial durante setenta y dos horas, completamente alejado del mundo exterior, dentro de un movimiento de cursillos de cristiandad.  
            Creo recordar de ese peregrinaje; de ese momento de religioso respeto, de arrebato místico que, casi me hace llorar de recogimiento, cuando mi “yo” interior quiso obtener  entre dudas, inseguridades y remordimientos, un juicio lógico sobre el porqué del bautismo de un niño, antes de que el hombre tuviese uso de razón. Y, aunque traté de explicar hasta donde pude, mis puntos de vista al respecto, apenas lo comprendieron. Pues para ellos la creación suprema del hombre, es lo que cuenta.
            Allí se ven los evangelios diarios, la lista de oraciones, la lista de testimonios, y, los trípodes cristianos. El rollo preliminar comienza con que todo depende de la gracia de Dios. Surgen preguntas como éstas: ¿Creemos realmente en esto o en aquello? ¿Lo oímos como una frase más? Todo para concluir admitiendo que, nosotros somos simplemente instrumentos en las manos de Dios. Y, esto lo debemos tener muy presente no sólo durante el cursillo, sino en nuestra vida diaria. Pues nosotros nada logramos por nuestra propia cuenta.
            También se insiste mucho en que el espíritu santo pone palabras de eficacia en la boca de sus apóstoles, por lo que sus evangelios son palabra de Dios.
            A eso se suman las vivencias, los testimonios, rollos y más rollos. Y, la aceptación total y absoluta de las normas establecidas.   
            Acompañado por Olga (que también hizo el cursillo de cristiandad), regresamos a casa con el gozo místico que sigue a toda gran pasión del espíritu, cosa que aún saludo con el debido respeto, por haber llegado a ser una buena experiencia. Un tránsito contemplativo importante en mi vida cotidiana.

No hay comentarios: