Recent Posts

domingo, 10 de julio de 2011

A la vuelta del Tiempo - Manuel Martinez Acuña - Parte 14

C
on cuánta emoción me viene a la memoria aquel tiempo en que una banda musical tocaba la retreta los domingos por la noche, en la plaza Miranda de Los Puertos, y nosotros los muchachos del pueblo, dábamos la vuelta a su alrededor una y otra vez, caminando sosegadamente, tan sólo para cruzar miradas furtivas con las pavitas de la época en cada recorrido;
a las que ahora les dicen chicas, chamas, bombones, caramelos; y, hasta donde yo sepa, jevas. Mientras que al noviazgo lo llaman empate. Y, también, desde luego, para intercambiar chistes, confidencias, ideales o ilusiones, con los amigos, compañeros de la escuela. Era una sana diversión que congregaba otros nobles sentimientos, hoy desvirtuados por valores que no valen. Por claros indicios inmateriales, advirtiendo que, a consecuencia del desafuero tecnológico reinante, algo de la naturaleza humana se está eclipsando. Se está desapareciendo.
            En esas escuelitas de entonces, humildes maestros nos enseñaban a sentir respeto por los demás. Nos daban lecciones acerca de cómo buscar la verdad de las cosas; como Arcelia Romero, que nos mantenía siempre a paso redoblado, aunque con manifiesto cariño;  esposa de Astolfo Romero, un parapléjico que tenía el negocio o venta de agua, en latas de zinc y madera, tiradas por bullosos carros de mula, por toda la ciudad de Maracaibo. Entonces tenía yo unos doce años.
CHARLA SOBRE BAUDELAIRE
            Luego, en Los Puertos, fui a la escuela primaria del maestro José Paz González, de tan avanzados conocimientos docentes para la época, que en el pensum de estudio que aplicaba, incluía hasta materias que correspondían en detalle al 1er. año de secundaria; haciendo que las proposiciones o tesis que pedía, fueran copiadas del pizarrón para ser  memorizadas y razonadas, al momento de ser requeridas en clase.  

            Como ejemplo de esto, puedo hacer mención aquí mismo, del fragmento de una de esas tesis que, sobre biología aplicada me tocó memorizar y razonar,  y que a la letra dice: “El tabaco ejerce una acción perniciosa sobre el corazón, haciéndolo latir desigualmente; las arterias poco a poco se endurecen hasta perder su elasticidad…”
            A esto debo añadir -como algo envuelto en una incoherente paradoja-, que en esta enseñanza tan bien lograda en el papel, no había en cambio ninguna correspondencia o  advenimiento solemne de parte del maestro Paz González; pues él, como fumador empedernido que era, no llegó nunca a conciliar la práctica con esta teoría que impartía, ni siquiera en el aula. Tanto fue así que, su muerte, según supe después, se produjo lamentablemente a consecuencia de un enfisema pulmonar agudo, provocado por el cigarrillo.    

            Eran tiempos en que la educación dependía en buena parte de la filosofía de la palmeta, por aquello de que la letra con sangre entra; que tan de buena fe predominaba entonces. Igual que hoy el conocimiento universal se reduce a la técnica y la informática, (camino a la robotización), prestándose de alguna manera al vaciamiento del saber fundamental que a buena hora y eternamente revelan las bellas artes, la historia, la antropología, y, demás estudios de la realidad humana.

No hay comentarios: