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sábado, 8 de noviembre de 2014

LA AUTOESTIMA Y EL EGO



LA AUTOESTIMA Y EL EGO
Manuel Martínez Acuña
       Poner la imaginación al servicio de la autoestima, y, vivir con la confianza en sí mismo y en nuestro destino superior, puede tener la virtualidad de guiarnos, pese a todo, hacia un escenario de logros, donde los valores más puros y creadores del espíritu, tomen el camino de las cosas útiles, de la belleza, de “cielos diáfanos que ahonden claridades” y alegrías de la vida; ante la esclavitud de las ideas.
         La autoestima -conforme va la línea del paradigma psicológico que la conforma-, es un proceso fisiológico de recepción y reconocimiento de las sensaciones y estímulos recibidos a través del entendimiento o la razón. Por  lo que es ésta la vía adecuada mediante la cual se llega a ser y a conducirse, en función o cuido de la valía personal. De allí que la autoestima deba considerarse de por sí, el “yo” fundamental de la complexión humana. Sin que esto, por supuesto, tenga nada que ver con los rasgos propios que definen el ego.
         Desde luego que, el ego, a la inversa de la autoestima, es una creación mental que se va dando en razón de lo que ocurre en nuestro mundo exterior, es decir, en nuestro entorno; entre dos conceptos distintos de un mismo aspecto, que nos sitúa o nos hace sentir confundidos con nuestra propia identidad, o de lo que creemos ser; en virtud de que el ego no sólo se alimenta de triunfos, éxitos y conquistas, que de antemano cree merecer eternamente, sino que también crece culpabilizando a los demás: La voz punitiva que a veces nos hace sentir torpes, malvados o culpables, cuando cometemos cualquier error.
         Pero hay sobre el ver pasivo un ver activo, que Platón quiso llamar ideas; que no existen materialmente para un espejo, sino para quienes tienen la voluntad de ellas.   
         De suerte que, si al ego le gusta sentirse superior a otras personas, y, hacerse de una importancia que no tiene en realidad, algo en nosotros nos dice que, la autoestima, en pocas palabras, es conocerse, aceptarse y valorarse en la justa medida.

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