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miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL CARBONCILLO DEL ESCRITOR



EL CARBONCILLO DEL ESCRITOR
   Manuel Martínez Acuña
         Por más que el antiguo helenismo no deje de influir de alguna manera en el mundo del escritor moderno, éste no tiene por qué sujetar tampoco el avance de su carboncillo, hacia un nuevo tiempo. Ni olvidarse nunca del vacío manso que a menudo ronda en cada nueva generación, reduciendo todo, virtualmente, a una cómoda colección de objetos, similar a la filatelia.
         No obstante, en cada ser humano habita aún una canción anónima, que mueve a encontrarse con el duende maravilloso y desasosegado de las artes.
Es decir, el escritor puede llegar a ser una máquina destructora de vicios, y acabar con la barbarie y los falsos tangibles. Pero también puede generar espacios indeseables en donde suele ocupar lugar lo encomiástico, el cabildeo y el mal oficio.
También se nivela el escritor, por su poderosa vinculación con el desarrollo espiritual de los pueblos, y, los procesos del conocimiento. Y, por darle una nueva vida virtual a las cosas, en los relatos, leyendas, cuentos y figuras literarias conque, entre mitos y emociones del clasicismo, o miras cibernéticas de la modernidad, convoca a la lectura.
Bien decía Cecilio Acosta del escritor (sobre todo del que toma su asiento al lado de la prensa escrita), que, “un periódico escrito en una gran metrópoli, y, bien escrito, enfrena las olas de la agitación social o las dirige; forma las tempestades para convertirlas en lluvias de ideas; levanta tribuna para la opinión y, tribunal para la queja. Y, en virtud de su poder y de sus relaciones internacionales, es árbitro de la paz y de la guerra.”
Ese pasado, porque tiene páginas, debe servir de contenido abierto. De sensibilidad objetiva. De fuerza que fije la implantación formativa que toca a ese presente. Lo que por supuesto no quiere decir que el escritor tenga por eso que correr las cortinas a toda práctica novedosa. Que no se proponga demostrar un nuevo modo de ver el mundo. Que no pueda dar un toque de fantasía a la realidad dominante. O, en todo caso, que deje de reproducir el lenguaje rústico de la calle con el que quiera teclear las pulsaciones del sentir moderno. Si el mundo que en cada presente se muestra inconforme entre hombres y dioses, lo quiere ver como un regreso a la imitación.
 De ahí que, el lápiz del escritor de hoy -que en parte está casi cercado por una cultura audiovisual de creciente contraposición al libro y al periódico-, tendrá que preocuparse más por lograr nuevas sorpresas, desde su filiación con el lenguaje arquetipo, hasta el sonsonete alienante de la televisión.

3 comentarios:

OSWALDO ROMERO dijo...

Oswaldo Romero Martínez ahora hablamos de socioglobología, en la diatriba entre si estaMOS entrando en la postmodernidad o seguimos en la modernidad, según Lyotarcultura universal y una nueva visión de la sociología.d, Gidden y Habermas. Me encantaría oir tu opinión sobre como está influyendo la planetización del conocimiento,, la globalización de la economía, la transculturización y el auge de las redes sociales en una nueva visión de la sociología con criterio antropocéntrico. Saludos

Manuel Martínez Acuña dijo...

Manuel Antonio Martinez Acuña Mi querido Oswaldo: Gracias por tus
comentarios acerca de mi ensayo intitulado “El carboncillo del escritor”. O, mejor dicho, de los acertijos filosóficos conque afirmas con Jean Francois Lyotard, que la condición postmoderna es un asunto actualmente planteado en el mundo, como una nueva visión sociológica. Ahora bien; si damos por cierto este criterio, mi opinión sobre el particular es, que, el auge asumido por las redes sociables, no sólo han influido en la introducción del término, sino que han tocado fibras de la juventud muy sensibles, sin edad ni historia, como una forma paradójica de la cultura como tal. Por lo que no deseo polemizar sobre el tema. Un fuerte abrazo, y bendiciones

Oswaldo Romero Martínez dijo...

Oswaldo Romero Martínez Gracias tío por tu comentario. De verdad que yo estoy más de acuerdo contigo que con Lyotard, pues su coltura es diferente con respecto a nuestra idiosincrasia. Sin embargo me preocupa como nuestra njuventud está perdiendo la Identidad Nacional, por la transculturización que les llega por el mal uso de las redes sociales. Todo para ellos en las aulas es corta y pega, sin criterio personal, sin análisis. No conocen nuestra historia patria, los valores predicados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela my, de paso, no traen esos valores que nosotros aprendimos de nuestros ancestros en nel grupo familiar. A nis alumnos les trato de transmitir valores y que tropicalicen lo que encuentran por las redes sociales, porque por lo contrario serían "papel carbón" segun lo cual será copiar al calco lo que se da en culturas diferentes a la nuestra. Por estas razones estoy máa de savcuerdo contigo que con la socioglobología que es una palabra rimbombante para llamar la atención. Gracias por tu comentario y recuerda conmigo lo que dice Edgar Morín, comunista: " son las diferencias las que nos unen". Un abrazo.