Recent Posts

jueves, 9 de octubre de 2014

DEL OBJETO AL CONTENIDO



DEL OBJETO AL CONTENIDO


MANUEL MARTÍNEZ ACUÑA


      Según considera Félix de Azúa en su “Diccionario de las Artes”, no hay avatar humano cierto fuera de su inmediata coloración, sin que antes no haya pasado por el puente tendido entre el intelecto y la reflexión. Así por ejemplo, cada vez que recibimos de la televisión, el cine, la prensa escrita o internet, el mensaje corporativo que la tecnología nos vende a domicilio a través de sus efectos audiovisuales, nos preguntamos siempre en la más estricta intimidad, qué cosa pudiéramos hacer para conservar incólumes los principales valores éticos aprendidos en familia, frente a una opulenta escuela que pretende moralizar virtudes a la misma velocidad que las destruye.


      El poder que han acumulado estos medios de comunicación en los últimos veinte años, no es sino la constatación de un éxito rigurosamente convertido en salazón de la conciencia occidental -por no hablar de una nueva cultura general- cuya autoridad e influencia exageradas tendrán que tipificarse algún día en la legislación venezolana, sobre todo en lo relativo al papel de la televisión, ya que de lo contrario no habrá más moral pública ni más realidad política, que la sancionada por dichos medios.


      Pero el asunto no termina aquí. Hay que añadir un objeto más de cierto contenido freudiano que, en muchos aspectos psicológicos, constituye el filamento perfecto para hacer cambiar el alma del pueblo, vaciar el contenido ideológico de cualquier proyecto social, y, confundir la capacidad intuitiva del venezolano; lo cual no es otra cosa que hacerse del título de buen ciudadano.


      Cabe decir pues que, la imagen de espiritualidad universal y pasado histórico que antes irradiaban la televisión y medios impresos con su fuerza creativa, coherente, didáctica y susceptible de credibilidad, hoy no llega a ser sino un objeto más en el mercado de las cosas rentables. A no tener ni un solo gramo de aplomo en la información.    


      Vale señalar entonces que, del objeto al contenido, hay un desierto poblado de leedores, de televidentes enmudecidos y cansados por tanta humillación a la inteligencia, tanto ultraje a la moral y, tanto atropello a la verdad.


      Una piedra es una piedra, hasta que no se descubra su lado bueno y su lado malo.

No hay comentarios: