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viernes, 24 de octubre de 2014

EL SILENCIO EN LA PALABRA



EL SILENCIO EN LA PALABRA

Manuel Martínez Acuña                     

         Según Aristóteles, las cosas se diferencian en lo que se parecen; algo por lo que muchos llegamos a pelearnos -ni más ni menos-, por lo mismo que en otras ocasiones escudamos. De ahí que, el umbral de la filosofía sea, a juzgar por Epicteto, percatarse ante todo de la fragilidad y cortedad del hombre. De lo que se deduce que la “palabra” y el “silencio” pueden parecerse, por cuanto  una y otro no se contradicen entre sí. Tema del que pretendemos sacar de aquí, algunas reflexiones útiles.

         Si todo esto es así como se dice; ¿Por qué no dar cuenta entonces del sesgo que toman las razones del silencio, y, extender la mirada a su alrededor?  ¿Por qué no hacer acaso una herrería de sus aprehensiones, y, oír su coro, definir sus dimensiones, o intentar descifrar su significado detrás de la palabra?

         Al contrario de como se revelan las carencias del hombre, el “silencio” tiene la sabiduría de decir más en lo que calla que en lo que declara. O, si se quiere, lo que no se siente identificado con el escucha.

         De ahí que, permanecer en silencio ante las circunstancias de un desatino verbal, pareciera tener la virtud que todo ser social debe llevar a cabo. Es decir, no llegar por otros caminos a personalizar una situación incómoda entre concepto y amigo. Acaso callar equivalga virtualmente a decir, que el eufemismo no es fingimiento; ni es dar a entender lo que no es cierto; pues lo que se quiere es no herir con la verdad.

         Sin embargo, tal forma de ver las cosas -apelando a los perfiles de la razón-, acaso el silencio pueda ayudar a comprender mejor el mundo que se transparenta detrás del hombre. Callar, no tiene porqué ser una muestra desdeñosa. Ni tampoco, -por supuesto-, aprobación. Pero, si en ocasiones pudiese indistintamente revelar una u otra cosa, lo fundamental del silencio está en la filosofía de la tolerancia, y no en la incertidumbre.

         Por lo tanto, hablar poco o hablar mucho, puede tener una sola lectura. 





Maracaibo 24 de octubre de 2014.

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