LA CIFRA PURA
Otras eran las llamas,
los cambios del azul que ofrece el cielo,
distinta la ciudad, sus voces,
Ceniza y polvo fueron
el temple de los desempeños.
Mas hoy, erguido el tiempo,
ocurre sin esfuerzo cuanto ha sido
de oropel, de fábula sencilla,
que torna despreciable la comedia,
aunque ni el día ni la noche vuelvan.
Tal es de inagotable.
No caben siempre del suceso humano
la cifra pura
los mundos sin volcanes.
Como todas las cosas, son las otras…
ni tiene la verdad un solo traje.
Cuando de lejos, una corte, el ruido
hace un monarca,
tocamos a la tumba más estrecha
y aspiramos su aliento.
Y,… hasta la pluma y la palabra mienten.
Así va de este modo el universo,
cuajándose de orbes colosales
entre el menudo polvo.
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