RUTA DE PECES
¡Qué extraño mundo éste!, tan extraño
que en andas va febril cada momento
en una puesta de sol, tras una estrella,
por un jardín. Y ocurre una ruta
de peces profanada, y estalla
en un terrón de tierra,
donde gime la flor de los racimos
de los agricultores.
Hacia abajo la tarde… hacia abajo
tiene un pedazo nuevo, recio, aldeano,
de peces y de pájaros, y es de una realidad que va tomando
hechizos de oquedad el horizonte
de hemisferios baldíos
y, del hombre , la fatiga vital…
hasta poblar la aurora de otro día.
El agua se ha secado
en el dosel de la noche.
La luz duerme en la lámpara, como una
suerte de silencio de pirámide
y, queda así, como una sensación
de naufragio, de distancia.
¡Cuántos atardeceres en un día!
Crepúsculos que viajan sobre pueblos,
fantasmas a solas sin memoria
como el aroma del tiempo, que se ha ido
con la paz de las aguas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario