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martes, 21 de abril de 2009

Prólogo de la novela Baúles de monasterio



Baúles de Monasterio

Puertaventana de la Amazonía

Novela historiada
Manuel Martínez Acuña


60 Bsf. + envio
PARA PEDIDOS
apuntes21@gmail.com

La novela "Baúles de monasterio" se halla en las vitrinas de la librería "Europa", en Costa verde y Lago Mall de Maracaibo, a su disposición.

El poemario "Las huestes del sosiego", está agotado.


P R Ó L O G O
Sinónimo de fuerza, misterio y vida, fascinación y aventura, la Amazonía es un territorio extendido y profundo, de más de siete millones de kilómetros cuadrados. De una primitiva y majestuosa selva tropical que ostenta, además de las irrepetibles formaciones geológicas más antiguas del planeta, y, de la gran biodiversidad de su medio ambiente, la original característica de tener un universo étnico-cultural único en el mundo; no obstante haber pasado por un prolongado y dramático proceso de cambios utópicos, antes y después de la misión de Santa Juana, del padre español Esperante (1873-75); prófugo de la justicia francesa.
Por esta inmensidad, donde el tiempo pareciera haber dejado fuera de curso las previsiones imaginativas de Verne y de Humboldt. Por ahí, donde el explorador moderno bien pudiera figurarse estar entremezclado con la era paleolítica y sus tres fases cronológicas de la Edad de Piedra, anda montada la trama de esta novela. Cuya urdimbre de tejidos geodramáticos llega hasta pretender –ante un conjunto persistente de normas y preceptos ya en obsolescencia-, relegar a las vitrinas de museo los últimos criterios que, cual manuales de iglesia olvidada, aún quedan flotando del pasado. Todo comienza con una insigne y notable catedrática de frente ilustrada, y, su sobrina de apenas dos años de edad, que, atrapadas por las circunstancias que ordenan y dan sentido a las cosas, terminaron confinadas en un pantanal de la Amazonía, víctimas propiciatorias de una de esas brutales y crueles desapariciones de extracción política, que de tiempo en tiempo han “decorado” los cuadros de ciertas democracias en el mundo. Hecho violento e inhumano, perpetrado a través de un avieso y bien disimulado accidente aéreo, de sesgada y maquiavélica intencionalidad.
Por lo que después de aquel siniestro, y, luego de haber recobrado el sentido y la noción de lo ocurrido, tía y sobrina vagaron un largo trecho por la selva, venciendo mil dificultades más; tanto era lo abrupto del camino, la turbación del momento, y, la poca edad de la niña.; hasta toparse de pura casualidad con un antiguo y ruinoso monasterio abandonado al pie de la montaña, que de poco a mucho terminaría sirviéndoles de virtual albergue durante casi dos décadas. Allí cerca, a unos pocos metros donde un arroyo corría alegremente, había una especie de vergel silvestre revuelto con la maleza, que daba claras señales de haber sido en otro tiempo un campo de labranza rectoral, cuya capacidad de recuperación en cada ciclo lluvioso, llegaría a hacer posible -entre otras cosas-, la supervivencia de aquellos dos seres sujetos a una suerte caracterizada por el aislamiento, la inseguridad, y, la constante amenaza de lo desconocido.
Para fijar mejor estas penurias en su más cruda esencia, imaginemos -aunque sea de momento-, el poderoso esfuerzo interior del que seguramente tuvo que valerse esta valiente mujer; no sólo para resolver los serios problemas de pervivencia en medio de los cuales pudo verse envuelta, sino también aquellos otros casos de orden anímico que quizá debió afrontar, resultado de una amnesia retrógrada que, a causa de tantas y distintas alteraciones emocionales, le habría tocado sufrir; marcando en ella el fin de un tiempo y el comienzo de otro en su vida íntima. A todo esto sigue una serie de acontecimientos con su clásica secuela de males, que habrían de cambiar el orden de las cosas, y, el curso sosegado de la rutina. Por un lado Sibila, que ya comenzaba a enfrentar los primeros apremios de la adolescencia, era fuertemente atraída por todo lo que revelase realidades contrarias a las de su propio mundo conocido; particularmente las inferidas de aquellos libros considerados cismáticos por la iglesia católica; y por lo tanto confinados en el fondo de unos baúles cartujos como extraños invitados, a espaldas de la tozudez vaticana.
Estas ideas, juicios y opiniones, identificados con el romanticismo de la primera mitad del siglo XIX, y, el guión de unos cuántos librepensadores, llegaron a preocupar en extremo a su madre Ágata, por cuanto estos enunciados –tirando fuertemente de la cuerda de un sincretismo irreconciliable-, eran idealizados por Cossette del mismo modo que el niño toma en sus manos el juguete nuevo. Porque según creía, tales ideas podían causar cierto grado de escozor en la susceptibilidad social de la época. También entra la novela en el terreno pintoresco o extravagante de las explicaciones, cuando pasa a narrar las mejores peleas de gallo escenificadas en Manaos, Brasil, con todos sus aderezos e imprevistos.
Por lo cual los lectores aficionados a la gallística, pudieran hacerse de un espacio donde poder recordar anécdotas y otras experiencias de su deporte favorito. Además de las trastadas de un tribunal, actuando como si se tratara de una disputa callejera, o de unas relaciones promiscuas entre iglesia y estado. Y, a todo esto sigue una serie de sucesos fuera de lo común; traspuestos los cuales van apareciendo de un lado -entre imágenes- y sombras-, la trágica y venturosa incursión de un yanomami en la rutina cotidiana del viejo monasterio, más las veleidades de un cardenal voluntarista y reaccionario. Y, del otro, el tránsito de una carta que, bajo el uso y abuso de la superchería, termina convertida en una novela bizantina. Pero, como si algo faltara por pasar todavía bajo aquel cielo, surge de pronto, de entre las nubes, el ruido fantasmal de una avioneta, a manera de un eco reducido a sombras en la psique de Ágata, la tíamadre. Y, así, entre muchos y distintos episodios, insondables unos y paradójicos otros, llega a saberse de una pareja que, aún hecha de contrarios relativos, es tocada por un haz de impulsos y reflejos eróticos, como de animal superior, tras el gran vértigo de la pasión. En una noche de plenilunio.
Después, todo lo que se lee o barrunta entrelíneas de la novela, empalma, concilia o junta épocas distantes y diferentes, que van desde el pensamiento judaico y el tránsito descaminado de los caballeros templarios, hasta la execración de los evangelios gnósticos de la magdalena.
Mientras, por otro lado, la voluntad extraña de la naturaleza, -dueña de oscuros o claros designios-, se ocupaba de trascender los límites de lo inalcanzable, tocando su caracol de música al resol de una primera entrega de amor, que se daba en un recodo del arroyo entre mariposas, abejas y colibríes; avivando con sus alas de miel jarabe los duendes inefables del éxtasis. Mientras afuera la adversidad se agazapaba. Como es fácil adivinar, buena parte de lo aquí narrado descansa o pretende invitar al lector, a colocarse en el mejor ángulo de reflexión posible, a fin de poder ver lo que está en juego en contra de la biosfera al otro lado de ese pulmón del mundo llamado Amazonía. A urgirlo a darse cuenta, de cómo camina en los corredores de la justicia, la conducta de la moral pública, las religiones y la ética clásica; salpicando de escándalos a la actual sociedad. Aparte de lo que no sólo alcanzamos a suponer sino también a deplorar, lo que de histórico apunta hacia esa particular capacidad semiótica de que se valen ciertas cruzadas evangélicas, para desmotivar o desnaturalizar las costumbres y tradiciones del aborigen suramericano; e incluso adherirlas -bajo un dios de dos caras-, a un extraño e imaginario cultural. Y, penetrando luego en una galería de ecos notablemente influidos por una serie de estímulos biológicos barajados en la psique del yanomami Huamán, se da el patético caso de que una férrea voluntad y una inteligencia aplomada y bien constituida a su favor, llegan a servirle de rico pasto intelectual, a través de una constante comunión con la lectura y el estudio, hasta hacerse un orgulloso ingeniero agrónomo. Ejemplo digno de emular, no sólo por las comunidades indígenas afines, sino también por ese mundo de tribus aisladas del Amazonas. Habida cuenta de que la única esperanza de esos pobladores de la cuenca del Orinoco, tendría que venir de ellos mismos.
Es por tanto una novela historiada en su género, selección y procedimiento, que dentro de lo errático circunstancial pretende, intenta o trata de ser didáctica, avanzar con el presente, y, visualizar el futuro.
EL AUTOR

1 comentario:

Anónimo dijo...

Secuestro, narcotráfico, "pecados" de la iglesia; hacen de esta novela más realidad que ficción. La descripción es maravillosa, hace que el lector tenga una imagen clara del ambiente. Te auguro mucho éxito. Humberto Leal