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suerte que siempre me ha acompañado, la vida me ha dado más de lo que merezco,
en la medida de las ambiciones. Entre los hechos más significativos o fundamentales
de la existencia, mi familia y mis amigos han jugado un papel importante,
decisivo y hermoso, en mi realización como padre, esposo, hijo y escritor; o, emborronador de
cuartillas.
De ahí que mis amigos no sólo fueron los mejores, sino que con sus
frecuentes conversaciones acerca de los grandes clásicos, temas filosóficos,
recitales poéticos, etc.; y, la continuidad de mis artículos de prensa, hicieron
la diferencia, respecto a mis carencias crónicas.
Algo
que no faltaba en el entorno; es decir, en la vasta amplitud del mundo interno
de nuestras tertulias literarias, era el toque picaresco de uno de los poemas
del peruano Ricardo Palmas, que con su fino humor movía a risa a muchos de
nosotros, al referirse a un mozo que quería ser poeta.
Veamos:
LA POESÍA DE RICARDO PALMA
Será cosa de demonio o brujería
eso de escribir versos le decía
no sé si a Campo Amor o a Víctor
Hugo,
un mozo de chirumen muy sin
jugo.
Maestro, enséñeme siquiera
a hacer una oda chapucera.
¡Caramba!, no es cosa de estar
en los cabales,
eso de que alguien quiera ser
poeta.
Pero en fin, es sencilla la
receta:
Ponga Ud. las palabras en línea,
luego en fila las junta,
y ponga una consonante en cada
punta.
¡Maestro!, ¿y en el medio?.
¡A!, ¿en el medio?,
ese es el cuento,
hay que poner talento.


Unos
y otros tomaron carreras disímiles, diferentes. separadas; por ejemplo
medicina, derecho, milicia, sacerdocio, periodismo, astrofísica, ingeniería o
historia; pero una preocupación espiritual coincidente por las bellas artes,
terminó por juntarlos en el ámbito literario.
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